jueves, 16 de octubre de 2008

El...



Un año de espera, es mucho tiempo pero, por ella...merecía la pena.
¡Cuantas presiones sufridas!¡Cuantas tentaciones sin sucumbir!
Pero por ella...¡mereció la pena esperar!

La conocí un año atrás,¡era solo una niña en un cuerpo de mujer!
La había estado observando durante días y me había hechizado con su manera natural de moverse, con su risa y, sobretodo, con sus ojos...esos ojos claros de color indefinido, cristalinos, limpios de maldad, que tan bien expresaban las emociones que sentía en cada momento.
Era la novedad en la discoteca, la "forastera" en el pueblo y todos iban tras ella con diferentes intenciones.
Con sus quince años, sabía bien como mantener delicadamente a raya a tantos "moscones" sin herir orgullos ni parecer presuntuosa.
Llegaba a la "disco" con sus amigas, siempre sonriendo y saludando a todos...y, bailaba...Se pasaba horas y horas bailando, como si quisiera recuperar el tiempo perdido, solo se detenía para beber un refresco, directamente de la botella, o para atender a alguien que le hablaba.

Cuando empezaban las canciones "lentas", se sentaba junto a sus amigas, mientras que los chicos, formabamos los típicos "corrillos" para ponernos de acuerdo en quien ibamos a sacar a bailar.
Primero iban los que cortejaban a alguna chica, luego era el turno de los demás.
Pasabamos delante de ellas, en una correcta fila, preguntando:
-¿Bailas?
La primera vez que decidí invitarla a bailar, en silencio recé para que no se me adelantara nadie y, cuando llegué hasta ella con los nervios a flor de piel, le pregunté:
-¿Quieres bailar?
¡Qué largos se me hicieron aquellos segundos de incertidumbre!
Ella, me miró sonriendo y aceptó tendiendome la mano.
¡Me eligió a mí!
No sabía como sujetarla, no quería asustarla,¡era tan joven!
Puse mis manos en su cintura cuidadosamente, con miedo, ella posó las suyas en mis hombros y nos dejamos llevar por la música.
Al principio, ninguno de los dos dijimos nada, solo bailamos en silencio.Era tan pequeña que su cabello me acariciaba la barbilla y su aroma me penetraba acariciador e insinuante.
Algo empezó a removerse en mi interior.
Fué ella la que comenzó a hablar preguntandome el nombre.
Tuve que bajar hacía ella mi cabeza para poder escucharla, y ella, levantó hacía mi su cara rozando con sus labios mi oreja.
Tenía una voz clara pero profunda, con un acento acariciante.
¡Que tortura..., empezaba a hacer estragos en mis sentidos, sentía un palpitar en mi bajo vientre!Tenerla tan cerca, entre mis brazos, solo para mi...despues de tantos días de observarla, de acariciarla con la mirada...

Pasamos todo el mes conociendonos, hablando, bromeando, mirandonos, bailando con nuestros cuerpos cada ves más pegados, con mis manos acercandola más y más a mí cada noche, amoldandola a mi cuerpo, con sus manos entrelazadas detras de mi cuello, con sus turgentes y juveniles senos rozando mi estomago...matandome de deseo...sin saberlo...¡pero qué delicia!...
...Y llegó el momento de su marcha...nos despedimos bailando, con un unico beso en sus labios y miles de lágrimas contenidas en nuestros ojos.

"...el tren que nos separa....te aleja más de mí...y con lagrimas en los ojos te digo...¿VOLVERÁS?...un año me parecerá un siglo...estando tan lejos de tí...solo que me recuerdes te exijo...¿VOLVERÁS?..."

Ahora, me han avisado de su vuelta...¿seguiran igual su sonrisa y su mirada?...¿estará cambiada?...¿será igual lo nuestro?...¿seguiran igual de frescos sus labios?...¿continuará siendo su cuerpo tan suave y dúctil en mis manos?

¡Ahí está, ya llega...sí, es ella...!

J.M.F

2 comentarios:

Femmedchocolat dijo...

...Y qué hermosas son las historias de amor de ése tipo.

...Y qué fantástico es cuando un amor sobrevive a todo tiepo de embites y embates..

Abriles dijo...

¡Fijate que cuando lo recuerdo, hasta escucho la música y siento ese calorcillo...hummm...!

Si, los hay que duran,¡me dan una envidia...sana, eso si!

Smuacksss...